Cristina, la disertante
(Por Julián López) Hoy en día y como hace ya tantos años,
Cristina Kirchner sigue siendo la más certera en términos de análisis del
pasado, presente y futuro político. Pero solo eso. Simplemente orienta o
recomienda, no decide. Ahí está el problema.
En el marco de la presentación de la
reedición de un libro sobre conversaciones entre el ex presidente Néstor
Kirchner y el académico Torcuato Di Tella, a 20 años de su publicación, la
vicepresidenta volvió a tomar la palabra.
Eso por si solo es una buena noticia
para el debate público porque le aporta seriedad y concepto, pero no alcanza.
Quien antes era el centro político de la Argentina, ahora se convirtió en una
disertante que da cátedra desde su conocimiento, experiencia y capacidad, pero
a la cual no se la escucha.
Economía bimonetaria, deuda
inflacionaria, acuerdo con el FMI, alineamiento de salarios con tarifas,
aclaración sobre el déficit fiscal, reforma tributaria progresiva… ¿Cuántas
veces escuchamos a Cristina hablar sobre estas cosas? ¿hubo alguien que tomara
nota, levantara la mano y tome la decisión de aportar sobre el tema?
Ni la oposición, que se dice republicana,
como así tampoco el gobierno dialoguista. Ni el falso profeta (apodado
magníficamente por Juan Grabois) ni la señora obsesionada con las armas. Nadie
tiene la altura ética ni la responsabilidad social de proponer un acuerdo sobre
los problemas estructurales de nuestro país.
En este sentido, Cristina solo puede dar
clases magistrales y recomendar a la militancia que lea los libros en vez de
los celulares, pero nada más. En términos de decisión real, no tiene relevancia
en sus palabras. ¿Por qué? Habría que preguntarle a un tal Alberto Fernández que
dice ser el presidente de la Nación en ejercicio.
El próximo desafío será de Sergio Massa,
en caso de lograr el milagro y mostrarnos a todos los que aun perseveramos en
la actitud instintiva de ser desconfiados, de que puede anteponer al país por
sobre sus ambiciones personales.
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